lunes, 8 de junio de 2009

Curiosidades del español

Para este mes comparto una colaboración de José Humberto Beltrán Nova, amigo conocedor de letras, traductor e investigador insaciable de nuestro idioma.



Orígenes curiosos de algunas palabras

Resulta una verdad de a puño decir que todas las palabras corresponden a un origen que las justifica y las vitaliza. Las etimologías griegas y latinas, pasando por las influencias de las civilizaciones en todas las épocas, han permitido que las diferentes disciplinas del saber se nutran de su valioso aporte de significados.

Así, la literatura nos ha dado grandes nombres que hemos adaptado para describir situaciones específicas. Caracterizamos algún hecho como dantesco, es decir, que causa espanto, gracias a Dante Alighieri, por su famosa Divina Comedia. Hablamos de que algo es quijotesco, o sea, arriesgado, aventurado, incierto, por el noble personaje cervantino. Decimos que alguien tiene una visión kafkiana del mundo, dando a entender que es angustiosa, absurda, injusta, por toda la obra del gran escritor checo Franz Kafka.

Los personajes también nos hacen su aporte: en literatura se habla de una cena pantagruélica, es decir, abundante, opípara, excesiva, gracias a Rabelais, con su Gargantúa y Pantagruel. Si una persona es extremadamente pequeña o endeble, se le dice liliputiense, en alusión a Liliput, pueblo imaginado por Jonathan Swift en sus Viajes de Gulliver. Cuando una persona es enredada para hablar, es decir, que le da muchas vueltas a lo que quiere expresar y termina por no decir nada, le decimos coloquialmente cantinflesca, por el maravilloso personaje de Mario Moreno.

La historia tampoco se queda al margen. Cuando hablamos de una victoria pírrica, nos referimos a un triunfo en el que hay más daños para el vencedor que para el vencido. Este nombre es tomado del general Pirro, rey de Epiro, en Grecia, quien venció a los romanos en dos batallas (281 a. C.), pero tuvo muchas bajas en su ejército, lo que lo llevó a decir cuando lo felicitaron: “Otra victoria como esta y seremos derrotados”.

El diminuto traje de baño que llamamos bikini tiene un origen muy singular. Este traje de dos piezas debe su nombre a un pequeño atolón de 6 kilómetros en las Islas Marshall, en el Pacífico Central. La humanidad no se había repuesto todavía de la hecatombe que desataron en 1945 las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, cuando un año después se empezaron a hacer pruebas nucleares en el atolón Bikini, produciendo el repudio mundial. En 1947, el ingeniero francés Louis Réard creó el llamativo traje, provocando tanto escándalo para la época, que por eso le puso el nombre del atolón.

Y la ñapa. Suele utilizarse erróneamente onanismo como sinónimo de masturbación. El origen de onanismo se remonta a un personaje bíblico del Génesis, llamado Onán. Según la Ley judía, Onán debía casarse con su recién enviudada cuñada Tamar, tras la muerte de su malvado hermano Er. Onán accedió, pero no quería tener hijos, pues sabía que no serían considerados sus descendientes, sino de su hermano. Así que, como le decían, “trillaba adentro pero sembraba afuera”, es decir, practicaba el coitus interruptus, que es un tanto diferente de la masturbación.

Ya habrá tiempo de describir otras palabras y expresiones con orígenes muy particulares.

Máxima de la semana
“La imaginación es más importante que el conocimiento”.
Albert Einstein, científico alemán

Autor: José Humberto Beltrán Nova