Un mágico momento
Nunca pensé hace 40 años que podríamos vernos cada cierto tiempo y compartir recuerdos, experiencias y caminos tan variados. - Claudia Mejía
Para la gran mayoría es un cuento de fantasía, para otros un milagro de la amistad, para otros una novela de amor. Y todos tienen la razón.
Después de varios meses de reuniones, correos, grupos en redes sociales, llamadas telefónicas y mensajes variados, logramos reunir a un numeroso grupo de amigos, que tuvimos la fortuna de conocernos hace 40 años cuando ingresamos a la facultad de arquitectura de la universidad de Los Andes.
En medio de planos, maquetas, presentaciones, y talleres que albergó "El Campito", como testigo perpetuo de amistades y amoríos, se diseñó y construyó una fuerte relación que hizo posible compartir el pasado 17 de junio un momento mágico que quedará grabado en nuestros recuerdos más especiales.
Las emociones impedían organizarnos para lograr la mejor foto, difícil reto, pero no imposible.

Eran las 11:30 de la mañana cuando los coordinadores de transporte nos reunieron para iniciar el recorrido hacia Los Alerces en la urbanización Yerbabuena de Chía. A esa hora el pronóstico del estado del tiempo era de chubascos, tormentas y fuertes lluvias. Terrible!


Todos brindamos por el encuentro y aprovechamos cada momento con la misma emoción de hace N años para refrendar sentimientos, y revelar secretos que hoy el paso del tiempo convirtió en anécdotas inofensivas.
En las sonrisas, y en las expresiones de cada uno afloraba sin falta la añoranza de momentos felices, en sus ojos brillaron destellos de tiempo misteriosamente custodiado por la memoria como un patrimonio único, mientras las miradas frustradas buscaban a aquellos que no pudieron acompañarnos.

El querido grupo de La Perramenta mantiene lazos duraderos, que unidos a la creatividad prepararon el ambiente y organizaron con detalle milimétrico, propio de los arquitectos, cada momento de la reunión. En repetidos aplausos y elogios todos los asistentes retribuyeron con creces el esfuerzo del equipo.

Si, es difícil de creer, pero no hay pronóstico adverso que la fuerza del amor y la amistad no pueda vencer, y el momento mágico que vivimos lo demuestra. El sol nos acompañó buena parte de la tarde, y los abrazos alejaron las tormentas tan anunciadas al inicio de jornada.
A las 8 de la noche emprendimos el regreso hacia la próxima reunión.




... Y al día siguiente el café tuvo un mejor sabor!
-Petitte Comité-
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